El disfraz imprescindible

Cuando todo dormía, cuando todo parecía estar en calma; Alexis caminaba ausente entre la muchedumbre, con su máscara bien colocada, su mirada altiva, erguida, con todo su ademán adelante, dispuesta a seguir con su vida, no iba a dejar que nadie se la arrebatase.
Era consciente de que no todo era lo aparente, consciente de cada señal que deseaba ignorar... no, no todo estaba en calma; pero ese espejismo permanecía en su ambiente.
Llegó al centro, todos supuestamente la esperaban, pero ella ya no esperaba a nadie.
Sonrió bajo su antifaz, tan natural como ella misma, silenciando a la niña que lloraba por dentro, dejando que su cerebro gobernara sus emociones, cediendo la batalla a la razón.
Un día más, un día más de lucha, así era la vida, y ella lo sabía. No iba a dejarse vencer.
Caminó siguiendo y escuchando sus voces, sin prestar apenas atención que no fuera otra cosa que pasarlo bien. Porque ya sobraba tristeza y dolor, no podía encerrarse en ese círculo vicioso.
Susan la llamó contenta junto a Maika, ella observó mediocre sus gestos, se tragó el mal sabor de boca, volvió a sonreír acercándose, sin quitarse su disfraz, sin apenas hablar, solo con un hola, ignorando los ojos de la otra que no le interesaba, sacudiendo su mente de películas que en cierto modo eran verdades pero quien le importaba, nunca lo admitiría.
Un día más, una noche más, un momento que luego olvidaría, ya sí, porque ya no le resultaba imprescindible, no tanto como el respirar.