El investigador se sumía en silencio, observando todo, cada detalle de la fachada hasta que el cristal saltó en mil pedazos, un puzzle sobre el pavimento marmóleo que me dio un escalofrío.
Y allí seguía, atento a todo, incluso a los sonidos, la temperatura... un cazador de fantasmas que te metía hasta en la mismisima médula dentro de su vida.
La música cambia, sabes que pronto aparecerá el dichoso fantasma, y tú, miras a un lado, rodeada de silencio, con los auriculares puestos para no despertar a nadie y...
- Mami... me hago pipi...
- ¡Me cago en... to lo que se menea...! ¡¿Qué haces levantado?!
Importante: Si eres madre, prepárate hasta para los pequeños fantasmas de tu casa ;)
Jajaja al menos no fue un bicho!
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